Premio Carlos Arbeláez Camacho
27 BIENAL (2022)

En el acuerdo de Paz entre el gobierno colombiano y la guerrilla de LAS FARC, se pactó la construcción de tres monumentos con las armas y pertrechos de la guerra: uno en Naciones Unidas, otro en la Habana y uno en Bogotá.
Para la obra en Bogotá, se comisionó a la artista Doris Salcedo quien decidió que se debía construir, más que un monumento, un contra-monumento a partir de las 37 toneladas de armas depuestas por los más de 13.049 excombatientes. La obra escultórica en mención, se oponía a la idea de glorificar la violencia, o de monumentalizar las armas y se optó por crear un PISO que hoy es la base física y conceptual, de este lugar equitativo que invierte la relación de poder que daban los fusiles. Este espacio de arte y memoria, presentado inicialmente como un espacio vacío, es a su vez un espacio para la producción y exposición de otras obras artísticas, en un programa de convocatoria anual y cuya duración será equivalente a la del conflicto entre las partes.

Dentro de las posibles localizaciones del proyecto, se encontraba una antigua casona de tipología colonial, medianera, abandonada y en ruinas. Una construcción que se presume del siglo XVII, ubicada sobre el principal eje norte-sur de la ciudad, dos cuadras al sur del Palacio de Nariño, casa de los presidentes de Colombia y dos cuadras al norte del hoy marginal barrio Las cruces en el centro de Bogotá, en medio de una frontera invisible entre el centro de poder y el pueblo.

El proyecto artístico, puso de manifiesto la necesidad de crear una arquitectura a su vez invisible, horizontal y sin jerarquía, donde los vestigios existentes, abiertos e inacabados, de lo que otrora fueron los volúmenes domésticos de una casa, con patios y habitaciones, articularan un dialogo arquitectónico entre el lugar de la memoria que es el piso desde el cual los colombianos comienzan a mirar el futuro , con la ruina que nos recuerda y enfatiza el vacío y la ausencia que deja la guerra.

La forma del piso y el espacio resultaron de ocupar el negativo de lo que antiguamente fuera la casa, invirtiendo el adentro y el afuera, encapsulando las ruinas como si fueran reliquias.

En resonancia respetuosa con la obra de arte, las fachadas se diseñaron con el máximo formato local de vidrio y una única esbelta estructura metálica que le da soporte a la ventanearía y la cubierta. El piso compuesto de 1296 tabletas de 60cm x 60cm, hechas con el metal fundido de las armas, se pliega en los bordes, creando una superficie monolítica de 16 cm de altura. La piel del espacio, modulada a distancia de 2.40 m se dilata hacia el interior en los laterales para dejar ver la robustez de la escultura y desaparecer frente a la ruina. Hacia afuera, aterriza sobre una loza de concreto esmaltado a ras de los patios en piedra.
El volumen, compuesto de 3 salas articuladas por un único corredor, se inserta cuidadosamente en los vacíos sin tocar los linderos, permitiendo recorridos interiores y exteriores. Desde la calle el edificio podría pasar desapercibido, debido a que solo los vestigios de la antigua entrada a la casa prevalecen en un muro blanco de adobe. Sobre él, un aviso de FRAGMENTOS lo atraviesa, enuncia el comienzo del recorrido.

Al ingresar al zaguán descubierto se descubre un primer jardín, el atrio de acceso y la primera sala. A partir de dicho punto se asciende por rampas siguiendo los niveles de cimentación de las ruinas a una segunda sala polivalente- auditorio. Las dos primeras salas pueden pasar de ser cajas completamente transparentes inundadas de luz, a espacios cerrados gracias a las cortinas que se esconden en techo y muros.
El final del recorrido al llegar a la tercera sala, con paredes y de proporciones 12.40m x 12.40m x 8m , se ilumina cenitalmente con luz rebotada. En este volumen también se encuentran los servicios, bodega y escalera a un cuarto espacio en segundo nivel, que funciona a manera de archivo.
Las ruinas, convertidas en espacios de arte y contemplación, fueron ambientadas con jardines de vegetación nativa y selvática representativa del país. Tres arboles de gran envergadura y edad que rescatados, fueron trasplantados para permanecer allí como sobrevivientes.

 

Autor(es):

Granada Garcés Arquitectos (Carlos Andrés Granada Garcés)