Premio Karl Brunner

Ubicado en un predio de pendiente moderada, el parque Prado centro moldea suavemente la geografía generando sucesiones de terrazas donde se vinculan poblaciones vegetales, animales y humanas en torno a la reutilización de materiales, la implementación de técnicas constructivas vernaculares y la generación de permeabilidad del suelo para la infiltración y utilización de agua de escorrentía. El proyecto es una metáfora de lo que surge, deviene y crece de forma natural, se fundamenta en la naturalización de la acción cultural como principio vital en el futuro de la ciudad. El proyecto se origina en el reconocimiento de estructuras anteriores encontradas en el predio, columnas y vigas, terraceos, llenos y vacíos de las casas preexistentes, estas estructuras se transforman en vestigios de las dinámicas de antropización de la geografía, para moldearla y domesticarla. Espacios interiores y recintos, lugares que han sido habitados, patios interiores, se incorporan en el proyecto, en un proceso de re naturalización de los espacios domésticos, llevados al disfrute de la vida urbana; al igual que las huertas con sus producciones alimentarias, medicinales o de hierbas aromáticas, para la vida, la sobrevivencia y el placer.

El proyecto Parque Prado interpreta por primera vez en la ciudad políticas públicas de construcción sostenible a través de tres acciones específicas:

  1. No demoler, sino desmontar el material existente en el predio con el propósito de reorganizar, reagrupar y reutilizar en diferentes procesos para la construcción del nuevo parque dándole un nuevo significado al material. Disminuyendo la presión de residuos en rellenos sanitarios y minimizando la demanda de nuevos insumos.
  2. Cambio del modelo de manejo de aguas de escorrentía por retención e infiltración del agua en los jardines aprovechándola para el riego, fortaleciendo la tasa de crecimiento de la vegetación seleccionada y su permanencia en el tiempo.
  3. Rescate de tradiciones constructivas vernaculares y utilización recursiva de materiales de segunda generación buscando acercar la obra publica como ejemplo constructivo para la población.

Bajo la premisa de reutilizar todos los materiales producto del desmonte y excavaciones realizadas en el sitio busca reducir la huella de CO2 producida por:

  • Disminución de consumo de combustible y emisión de gases de combustión necesarios para: disponer el material de demolición e importación de material para la realización de llenos y construcción en general.
  • Disminución de combustible empleado en la extracción de materias primas para la construcción.
  • Disminución en el consumo de materiales áridos extraídos de cantera.
  • Conservación y protección de todos los árboles existentes en el área del proyecto.
  • Siembra de 95 árboles, 135 palmas, 2600 m2 de especies menores que mitigan las emisiones de co2 y contribuyen a disminuir el efecto isla de calor propiciando aumento en la evapotranspiración.

“Un parque no es el tiempo detenido, no es la relación con un espacio inmóvil, el paisaje del parque es la suma de colores de los árboles, la vegetación naciendo en las cavidades de los muros, las piedras solamente detenidas en las terrazas, las proyecciones de las sombras de las fachadas, las nubes pasando”.

Autor(es): Arq. Edgar I. Mazo