El intercambiador del mesón de los búcaros se encuentra en la intersección de la Carrera 27 con la Avenida Quebrada Seca en el municipio de Bucaramanga. Es un sitio de tránsito entre el Oriente, la Costa Atlántica y el Centro país, lo que lo convierte en una puerta urbana, y un lugar con potencial simbólico para la ciudad. Este espacio, anteriormente denominado glorieta, se designó como espacio público efectivo por su potencial, que radica en la capacidad de relación urbana dada su estratégica posición en la ciudad por ser un punto de paso y conexión vial de gran importancia. No obstante, también significaba un punto potencial para el peatón, siendo un lugar medio entre equipamientos de importancia como la Universidad Industrial Santander y el estadio Alfonzo Lopez, Biblioteca Gabriel Turbay y el colegio Normal Superior, con espacio público como el parque de los niños y el parque del agua, así como el centro tradicional, conectando hacia Hacia sur el Parque de Mejoras Públicas, Áreas comerciales y la Autopista que conecta con el Área Metropolitana.convirtiendo la transformación de este punto urbano estratégico para generar un valor urbano y simbólico a la ciudad.

El mesón de los búcaros nace como un lugar para integrar el espacio público con la infraestructura vial existente, generando conexiones peatonales efectivas y accesibles para conectar los bordes de las manzanas circundantes con el parque al interior del óvalo central, garantizando su uso como lugar de paso así como parque de actividades múltiples. Anteriormente, este sector no contaba con un espacio urbano configurado, teniendo problemas funcionales vehiculares y así mismo generando conflictos en la movilización peatonal de la población, la cual solo empleaba este sitio como de paso, al no haber un espacio configurado para la permanencia de las personas locales o visitantes. Igualmente a pesar de estar rodeado de importantes equipamientos de escala urbana anteriormente mencionados no establece relaciones entre estos, dejando la lectura de la ciudad fragmentada, rompiendo con los flujos peatonales y careciendo de espacios de acceso o plazoletas que permitieran la generación de actividades. Así se propuso un sitio de permanencia y de lúdica, que integra a los diferentes equipamientos que lo rodean y que permite abrir el espacio público hacia nuevas actividades en este sector. Su relación principal está dada para vincular los equipamientos culturales y educativos que lo rodean así como potenciar la continuidad como espacio de transición entre el Parque de los Niños y el Bulevar Bolívar, El Parque San Francisco y El Parque del Agua. A partir de la configuración de un espacio central, se propone una glorieta de planta oval, que permite que los flujos vehiculares provenientes del norte, oriente y occidente de la ciudad, así como el tráfico de carga se movilicen en superficie, y el flujo vehicular más alto proveniente del Sur por la Carrera 27 y que se dirige hacia el norte continuando por la Carrera 27 o por el Bulevar Bolívar lo hagan a través de pasos subterráneos. Ésta solución al no requierir de un paso elevado, permitió crear un espacio público central visible vinculado con plazoletas, andenes y pasos peatonales que recogen los flujos más importantes y facilitan su continuidad a través de este nuevo espacio público.

Para generar este espacio óvalo, se plantea la distinción de este espacio mediante un cerramiento permeable y un juego topográfico. El talud sirve de soporte y aislamiento; a un gran deck confinado por una banca perimetral que, como celosía, contiene el espacio y disipa el ruido de los vehículos que lo rodean. Sobre este deck planteado como un espacio lúdico de congregación, se posan varios elementos que permiten entre otros conformar recintos, crear atmósferas cambiantes, y generar diversas actividades. Su superficie se pliega con el fin de generar un relieve y pequeños espacios de juego y esparcimiento. Un bosque de búcaros es plantado para crear una cubierta verde y un espacio de sombra que cubre gran parte de este deck. Una franja de aspersores de agua recorre a lo largo y a lo ancho todo el espacio generando una atmósfera cambiante a partir de efectos climáticos que pasan de lo cálido al microclima causado por el efecto de la niebla y la sombra de los árboles; en su interior alberga zonas de juegos infantiles, y se convierte en un elemento de juego y lúdica. Un escenario dispuesto como una superficie colorida sintética se inserta en el deck creando un espacio rehundido apto para la recreación y la celebración de eventos culturales y de esparcimiento. Todo esto es complementado con el mobiliario que sigue en la línea de crear interacción con el ciudadano y ser utilizado de diversas formas; y una zona de locales y servicios que potencializan la permanencia y la apropiación de este espacio.

Alrededor de este espacio se encuentran varias intersecciones resueltas de forma similar y con diferentes grados de apropiación. Al final de la Cra. 27 se encuentra la glorieta que antecede el acceso a la universidad Industrial de Santander, más al oriente en la Intersección de la Calle 14 con Cra. 30 se encuentra la glorieta en el acceso al estadio Alfonso López. Hacia el Noroccidente sobre el Bulevar Bolívar se encuentra el Parque de San Francisco sobre una glorieta en la que se intersectan el Bulevar Bolívar, el Bulevar Santander, la Calle 17 y la Cra. 21; y finalmente más hacia el occidente la intersección de la Avenida Quebrada seca con la Cra. 10

Para garantizar esta movilidad, se desarrollaron los flujos mediante diferentes niveles, siendo el parque del óvalo el nivel medio a la calle. El intercambiador consta de tres niveles. El nivel 0 del proyecto consiste en la glorieta ovalada de 100 m en su diámetro mayor y 80m en su diámetro menor; que cuenta además con dos pasos deprimidos a diferentes niveles. Finalmente el proyecto integra a la ciudad mediante la adecuación y diseño de: Andenes y zonas verdes: 6.500 m2, Plazoleta pública de: 3.700 m2, la Glorieta central: 5.800 m2, la propuesta de ubicar 175 módulos culturales, comerciales y de servicios instituciones, en puente peatonal de conexión hacia el óvalo 340 m y Teatrillo al aire libre. Su nombre, El mesón de los búcaros simboliza el espacio creado, como un mesón (meseta) donde posa el parque, con el significado de un elemento tradicional de la región como son las vasijas de arcilla, búcaros, que se plantean como elementos de protección solar y lúdica al interior del Óvalo.

Autor(es): Giancarlo Mazzanti