Arquitectura, naturaleza, pedagogía y sociedad
Calle, plaza y naturaleza son los gérmenes iniciales de una noción de espacio público tal como lo entendemos hoy en día, en ellas están contenidas ya las bases del universo de lo público, transitar y permanecer, conectar y permitir el encuentro y por sobre todo construir y caracterizar una identidad de lo común en un entorno saludable.
Es por eso que cuando recordamos ciudades que hemos visitado lo que evocamos y a su vez nos permite diferenciarlas entre sí son las particularidades de su espacio público confrontado a lo construido.
Es esta frontera de lo construido versus el vacío que podríamos también definir de lo “privado y lo público” es dónde sucede la espacialidad del proyecto de Artes de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, queremos diluir esa frontera, ese límite.
Un espacio común que dialoga directamente con lo público, donde se genera el intercambio y el encuentro y que a su vez genera identidad tanto al edificio como a la institución que éste contiene; de alguna manera este espacio se convierte en el centro, todo converge en él y esto permite que la periferia se organice de manera activa generando circuitos de circulación y permanencia y en contacto con la naturaleza.
El proyecto propone una arquitectura que promueve lo abierto y lo común, una arquitectura que abre un espacio o plaza de intercambio cultural en su base, un parque verde de intercambio social en la primera cubierta y en lo más alto terrazas mirador de madera para aulas de exposición para las artes y la ciudad. El proyecto en su totalidad se resuelve con estrategias naturales en su ventilación, se propone la madera en edificios públicos como el material fundamental para un futuro sostenible en las ciudades, y una cubierta verde o parque que absorbe el agua lluvia, crea paisaje, y un espacio o arquitectura que contrasta con su entorno y promueve acciones que promueven un cambio hacia nuevas miradas alrededor de una vida sustentable en las ciudades.
La Facultad de artes de la Jorge Tadeo Lozano al estar circunscrita dentro de una manzana ya consolidada y debido a la proximidad de la calle 26 plantea una relación con lo público que contempla diversas escalas que se asumen de manera autónoma pero que terminan articulándose en un todo. El proyecto plantea un crecimiento gradual en toda la manzana, articulado por la conexión entre la periferia de la manzana y el patio central.
Los patios dialogan con la manzana y con el espacio central que busca convertirse en una plaza cubierta; por otro lado, la plataforma en su base da continuidad a las plazoletas que se han conformado alrededor del proyecto mientras que en la parte superior por su morfología dialoga con los cerros, pero a su vez permite integrar el paisaje del parque de la independencia y la ciudad.
El patio central o plaza cubierta, es el centro mediante el cual se articulan los espacios de cada disciplina. Es un lugar de intercambio al interior del edificio y de comunicación hacia el exterior del mismo. Un espacio flexible y motor de las dinámicas pedagógicas de la facultad, centro o corazón de la facultad, que proyecta las relaciones con la ciudad, con la sociedad.
Una calle que fluye en espiral, se desenvuelve desde su base o patio central con relaciones hacia el interior y activas por su corazón o Aula múltiple, donde suceden eventos de intercambio entre las disciplinas y con la sociedad en general, hacia arriba a un espacio o parque de socialización en cubierta, abierto 360 grados a la ciudad, y continua más arriba a 3 niveles de aulas y finalmente vuelve a abrirse a un nivel final de aulas de exposición para las artes con relaciones lejanas y cenitales. Una calle que define un tránsito que teje diversas relaciones internas con la vida del campus universitario y externas con la ciudad, creando un continuo urbano de relaciones entre lo natural, y lo social, que conforman una unidad en la diversidad de las disciplinas que contiene la facultad de Artes.
La localización privilegiada del proyecto para la Facultad de Artes de La Universidad Jorge Tadeo Lozano, en un lugar emblemático para Bogotá, con un paisaje determinado por el cerro de Monserrate, el parque de la Independencia y el eje de La Memoria o Avenida 26, permite ofrecer a la universidad un edificio que dialoga con la ciudad en una escala mayor y con la zona cultural del sector en una escala menor. Así, la facultad de Artes a través de estas relaciones múltiples con la ciudad, se establece como un nuevo escenario para las artes y la innovación, que fomenta el intercambio social en un entorno natural y saludable, como herramienta de reflexión de las nuevas realidades que el país se alista a afrontar.
Se trata de revolucionar la experiencia de estar en la ciudad, mediante lo cual se busca comunicar la idea de que todos nos movemos en un todo interconectado, pero diverso.
Autor(es):
LA ROTTA ARQUITECTOS
Ricardo La Rotta Caballero