La recuperación integral del centro de Medellín supuso una nueva mirada estratégica hacia sus estructuras de espacio público, sus cambiantes formas de ocupación y retornar el valor del patrimonio físico y ecológico que ha conformado este sector de la Comuna 10. Ante el proceso de deterioro y abandono, ante la ocupación informal, la población flotante y los hechos históricos estratégicos, en el periodo 2016-2019 se consolidó gracias a la estrategia sistémica para atender estos hechos, un Plan Integral de Intervenciones del Centro – PIC, con el fin de dar coherencia urbana, recuperación del patrimonio urbano de la ciudad, orientar la ocupación informal de actividades económicas y resaltar los valores ambientales peatonales al reafirmar el predominio de los peatones y habitantes del Centro como eje principal de las dinámicas sociales y el desarrollo. El Paseo Urbano La Playa Calle 51 y 52 es el largo corredor histórico y de relaciones urbanas localizado en el Centro de la ciudad de Medellín, que va desde el Teatro Pablo Tobón Uribe en la Carrera 40 hasta la Avenida Oriental Carrea 46 en su primer tramo, el cual continua en dos tramos sucesivos más que se conectan con el edificio Coltejer (Tramo 2) y la Plaza Minorista (Tramo 3) ; La Playa, es un referente histórico del espacio público y de la vida urbana de Medellín en su época dela industrialización desde los años 20s hasta los 50s, el cual recibe alrededor de 200.000 personas cada día. A demás, es un importante corredor ambiental pues bajo sus calles corre la importante quebrada Santa Elena y además alberga algunas especies patrimoniales que hablan de la relación histórica de la ciudad con su naturaleza.

El proyecto es una apuesta por un espacio y un paisaje memorial en diferentes temporalidades, el de hoy, que se concibe como un desencadenante de las transformaciones que han orientado la ocupación fundacional de la ciudad y sus acciones precursoras, que a pesar de haber cubierto la quebrada Santa Elena desde los años 40’s, aun en la actualidad su función orientadora de las dinámicas sociales y urbanas se ratifica como un eje reavivado, que busca la restauración de las relaciones urbanas de escala humana, con una vocación para disfrutarse a la velocidad del transeúnte, amable para el recorrido y el encuentro peatonal, así como para pedalear. El segundo paisaje, es el de un Centro proyectado en un futuro de 10-20 años en el cual pueda descubriese y recuperar el cauce a cielo abierto conectado con precisión al diseño actual, así como el redescubrir valores patrimoniales que hoy permanecen bajo tierra como los antiguos puentes de la quebrada.

En contextos compactos como el Centro de Medellín es poco factible la creación de nuevo espacio. Sin embargo, el proyecto fue concebido bajo una estrategia de movilidad más eficiente, donde uno de los retos principales fue redistribuir y reconformar la sección pública existente para que el tránsito a motor ocupara menos espacio y, de esta manera, el suelo recuperado pueda destinarse a la creación de más y mejores áreas para el peatón, estancias, ciclo infraestructura y una naturaleza que ha estado a la espera. Retos sucesivos de este proyecto buscan invertir la pirámide de la movilidad mediante la concepción de otro paisaje, uno más amable que incita a estar, mirarlo, recórrelo, habitarlo. El usuario es, entonces, un ser humano que circula de manera lineal, frontal y horizontalmente a una velocidad no mayor a 5 km/h. Es decir, el afán fue trabajar por un paisaje urbano pensado para ser disfrutado, vivido “a la altura de los ojos” consolidando paralelamente la relación integral de equipamientos, hitos históricos mezclados con la promenade paisa de diciembre, los desfiles, la cultura y la educación. Teatro Pablo Tobón Uribe, la zona de teatros, la univerciudad, El Palacio de Bellas Artes, entre otros.

El proyecto se sustenta en una propuesta de Calles Compartidas. Con esta idea, se buscó consolidar los andenes del proyecto como un gran espacio público unificado y continuo donde todas las formas de movilidad (peatonal y vehicular) están integradas bajo la misma dinámica de desplazamiento, todos comparten los mismos derechos y responsabilidades. El proyecto posee parámetros de diseño secuencial o progresivo. diseños entendieron esta deuda histórica de abrir la cobertura de la quebrada Santa Elena, y como parte de sus premisas proponen la reincorporación de esta importante corriente de agua al paisaje a un mediano plazo. Aquí, las dimensiones viales, la localización de las áreas de estancias y monumentos, así como la protección de los individuos arbóreos, juegan una relación armonizada con los procesos futuros y son resaltados gracias a este juego, como valores icónicos de esta nueva visión histórica de la calle urbana más representativa.

Autor(es):
Empresa de Desarrollo Urbano – Taller de Diseño EDU
Dirección de diseño: Julián Camilo Yepes Patiño