Entendemos la arquitectura como un laboratorio donde se ponen a prueba una serie de reflexiones, posturas y posibilidades, con el objetivo final de construir sociedad a partir de crear espacios que propicien la interacción e integración de las personas. Transversalmente intentamos trabajar con los mismos principios a manera de herramientas, los cuales utilizamos de forma relativa en cada proyecto. Esta postura pragmática busca que el ejercicio de diseño se concentre en resolver las preguntas que van mucho más allá de las formas o del programa: entender la verdadera función social de cada encargo.

Estos principios son:

  1. “El verdadero lujo está en el espacio” y no en los materiales (Legorreta). La utilización de materiales nobles y respetuosos con el medio ambiente debe acompañar nuevos tipos de espacios polivalentes donde se puedan dar actividades más allá de las que se estipulan en el programa.
  2. La sinceridad arquitectónica, austera y eficiente, va desde la racionalidad de la estructura a la vista como lenguaje formal, materiales modulados para ahorrar en desperdicios y sobrantes, elementos de fácil mantenimiento y/o cambio, hasta llegar a la optimización del peso total de la obra como aporte a una conciencia de sostenibilidad.
  3. El futuro está en las tradiciones y la creatividad se basa en explorar cómo utilizar elementos convencionales de formas no convencionales (Venturi).
  4. La arquitectura puede ser pedagógica en sí misma y ser un ejemplo modélico de replicar para usuarios o vecinos, sea por aportar espacios para nuevas dinámicas, por exponer procesos constructivos económicamente viables o por responder de forma respetuosa con el entorno.
  5. Las dualidades y dicotomías que permitan generar pequeñas sorpresas. Lo cerrado que es abierto, lo interior que es exterior y lo privado que se vuelve común.
  6. La fachada como espacio que de manera racional construye paisaje urbano mientras conforma masa térmica y una relación de transición interior-exterior, diluyendo la noción de límite exacto.
  7. La organización de espacios a partir de la circulación con recorridos acodados y/o remates visuales del paisaje natural o construido.
  8. Una mecánica de plantas concentrando servicios en franjas que permitan abrir e integrar las permanencias hacia los mejores espacios exteriores.

El Edificio Asociativo 7 Esquinas está localizado en el barrio San Fernando Alto de la ciudad de Cali en un sector emblemático llamado Siete Esquinas. En el marco de la redensificación al interior de la ciudad, revitalizando barrios de vivienda tradicional y aportando soluciones a la opción de vivir en la periferia (con el gasto de tiempo en desplazamiento que eso conlleva), hemos retomado un modelo de economía solidaria de las cooperativas de vivienda para construir colectivamente Edificios Asociativos a precio de costo (sin intermediarios, ni ventas, ni valores de especulación del mercado).

Para este edificio nos propusimos resolver 3 hipótesis:

  1. Crear un barrio en altura, superando la idea de bloques con apartamentos iguales en todos los niveles, adaptándose a la topografía y morfología ascendente del sector mientras se valora la heterogeneidad urbana (con 15 variaciones tipológicas de los 21 apartamentos totales). Esta lógica de potencialización de determinantes permite generar relaciones de vecindad desde la secuencia de terrazas comunes y de uso privado, hasta aprovechar la pendiente de la vía para hacer dos accesos de parqueaderos independientes, ahorrándose área de rampas al interior del edificio.
  2. Recrear los andenes de barrio en altura en unas grietas que rematan en la visual del paisaje urbano que se funde con los cerros, a los cuales llamamos “corredores de viento”, que por un lado permiten iluminar y ventilar los servicios, y por otro generar las condiciones de confort para que un saludo se pueda convertir en una pequeña charla.
  3. Valorar la arquitectura popular de barrio con una imagen vertical que sea la síntesis de sus fachadas, donde esquinas liberadas, porches retrocedidos, balcones hundidos, muros calados y terrazas, se convierten en los protagonistas del lenguaje con el que el edificio dialoga con las casas circundantes.

En la siguiente etapa en el ejercicio de autoconstrucción colectiva se terminarán las zonas comunes con paisajismo y dotación de los espacios complementarios como la zona de lavandería, oficinas co-working, locales para alquiler, entre otros.

Autor(es): Estudio APLG

Arq. Diego A. Guzmán Delgado
Arq. Álvaro Avendaño

Fotografías: Juan Diego Quintero, Jorge Mejía, Cube Media