El proyecto ubica en el Municipio de El Retiro (Antioquia), en un terreno explanado en su zona inferior, un lote en pendiente, rodeado por vegetación, y un pequeño bosque en la parte alta.
El proyecto se concibe como un sistema espacial que a partir de una única sección extruida, es capaz de resolver todas las necesidades espaciales y de relacionamiento de la casa. A partir de esta idea, se desarrolla todo el programa. Tres naves longitudinales en el sentido de las cotas del terreno, se desplazan y perforan para articular los distintos espacios de la vivienda entre sí y con su entorno.
El programa se zonifica en tres volúmenes, una primera nave social y de servicios, una de habitaciones y un pabellón central como articulador de la otras dos. Se accede por este último, un volumen con un “vacío”, conformado por el vestíbulo, el patio interior, y el estudio, espacios sin muros, solo delimitado por superficies acristaladas, que permiten la continuidad del paisaje.
El esquema funcional de la casa rescata y reinterpreta la estructura de casa de patio tradicional, presente en la arquitectura de la colonización antioqueña. El patio se conforma con un jardín de plantas acuáticas y vegetación nativa que actúa como el corazón de la casa, permitiendo las conexiones visuales y mejorando las condiciones ambientales, de iluminación y ventilación de la vivienda.
Al primer pabellón se llega a través del vestíbulo, desde donde se desciende paralelamente a la topografía, ganando altura en las áreas sociales y de servicios, estos espacios acristalados se abren por completo hacia la terraza cubierta y el jardín exterior. En la última nave se ubican los dormitorios y espacios más íntimos de la vivienda, resguardados del ruido, de la vía perimetral al predio y en relación directa con la montaña y el bosque. Las habitaciones se extienden hacia el exterior a través de una terraza alargada con vegetación.
La casa se abre en sentido norte – sur sus fachadas largas y en sentido oriente – occidente (Poniente y Naciente) sus fachadas cortas. Se emplean terrazas cubiertas en el extremo occidental como mecanismo de protección solar, permitiendo de esta manera abrir los espacios de mayor jerarquía de la casa al área con mejores condiciones paisajísticas del predio.
Desde la materialidad el proyecto es riguroso y parte de la modulación de la pieza de ladrillo (10x15x30) para establecer un único módulo espacial de 1.80 mts en el largo y 6 mts en el sentido corto, de esta manera, se racionaliza el uso de todos los elementos constructivos optimizando recursos y evitando desperdicios en la obra. La casa plantea distintas formas de relacionarse con el entorno, los tejidos en ladrillo actúan como filtros que tamizan el paisaje, y contribuyen a definir el carácter de cada uno de los espacios.
Los muros en mampostería que conforman cada uno de los tres pabellones se definen con espesor, un sistema de entrantes y salientes que enfatizan la modulación estructural y aportan texturas a partir de la luz y la sombra. Se proponen materiales simples como lo son ladrillo a la vista, madera, vidrio y metal, que garantizan su durabilidad en el tiempo y contribuyen a la riqueza espacial a partir de sus colores y texturas.
Autor(es): DARP – DE ARQUITECTURA Y PAISAJE
Jaime Eduardo Cabal Mejía
Jorge Emilio Buitrago Gutiérrez
Fotografías: Mauricio Carvajal