Envuelta por un bosque de guadua nativa, la casa Milguaduas quiere ser propia de su entorno y encajar fluidamente en un relieve descendente. Más allá de su inmersión en la naturaleza, la casa busca sembrar expectativa con una primera impresión introvertida de muros limpios blancos, una cortina de guadua que permite entrever hacia el interior y una trampa visual para hallar el acceso.

Al abstraer los elementos típicos de la casa rural del paisaje cultural cafetero, se reinterpretan arquetipos tradicionales en un contexto contemporáneo en busca de la atemporalidad. Un zócalo profundo protege la llegada del muro blanco al suelo, se escarba desde el interior para componer la biblioteca del estudio y genera asientos contemplativos que dibujan el contorno de la casa de cara al guadual. Esta banca perimetral está acompañada por un corredor tradicional contenido en un barandal esbelto en hierro, que abstrae la esencia de la chambrana en macana pero reposa casi transparente ante el paisaje. Estos elementos, a su vez, están resguardados por aleros que extienden las cubiertas a dos aguas, típicas en forma y material.

El proyecto incorpora el principio de organización a partir de actividades, propuesto por el arquitecto húngaro Marcel Breuer. Como resultado, la casa está dividida en dos núcleos: un ala de descanso y un ala de encuentro. En su estructura formal, la zona de descanso cuenta con una cubierta fragmentada en tres módulos, mientras que la zona de encuentro está resguardada bajo una cubierta continua a dos aguas y una cubierta habitable propia del movimiento moderno. Así, los espacios designados para el descanso y el encuentro se relacionan intermitentemente a través de la cortina de guadua que no solo configura fachada, sino que se pliega al interior para traer la verticalidad de los guaduales a la vivienda, construir un umbral majestuoso para descender al área social y fortalecer la relación difusa entre los dos núcleos que componen la casa.

La vivienda prioriza la zona de encuentro como un gran espacio de posibles relaciones a distintos niveles, pero bajo jerarquías que cargan de singularidad y proporción a cada una de sus estancias. El túnel de guadua siembra expectativa, deja entrever pistas de lo que sucede abajo y enmarca el guadual en su remate. De estrechez a apertura se accede en la sala y la atención se dirige hacia el guadual con franjas de baldosa hidráulica que asemejan sombras proyectadas desde el bosque. La cocina, al mismo nivel, se ubica en el corazón de la casa y libera todas sus caras para tener una relación periférica con los espacios adyacentes. El comedor, de carácter cubierto-abierto, funciona como un espacio de transición escalonada desde el interior hacia afuera del revestimiento de la casa. Allí, la terraza, parcialmente cubierta por el pórtico en guadua, frecuenta visitas de fauna exótica.

Milguaduas aprovecha los recursos naturales para crear un entorno sostenible tanto en sus materiales como en su acomodación espacial, lo que permite reducir su impacto ambiental y energético. El lenguaje de la casa selecciona cinco materiales: guadua local, muro blanco pulcro, concreto vaciado, metal negro soldado y barro cocido. Desde la pureza, los materiales construyen un matiz monocromático y rico en texturas. La independencia entre cubierta y revestimiento, así como el desencaje entre placa habitable y cubiertas, permiten ventilar e iluminar naturalmente el interior. Este mismo desencaje se refleja en la implantación de los niveles sobre la topografía, a partir de los cuales la casa moldea un descenso gradual a través de espacios y habilita ergonómicamente zonas de permanencia.

La cubierta habitable funciona como una gran canal, que reposa entre las dos cubiertas típicas con el fin de recoger las aguas lluvias y lograr una perspectiva de dos techos fugados en teja de barro que enmarcan el guadual. Esta placa habitable y la escalera escultórica plegada que lleva a ella significan un respiro de modernidad entre los arquetipos tradicionales.

Autor(es): Juan José  Álvarez Sanz

Fotografías: Juan David Toro, Jorge Álvarez, Yeferson  Bernal