Dentro de uno de tantos Conjuntos residenciales que han venido desarrollándose en los alrededores de la ciudad de Bogotá, en la vereda Yerbabuena; en unas condiciones privilegiadas de bosque nativo y grandes visuales, se encuentra la casaCG+PU.
Un proyecto que nace del concepto de la dualidad; una dualidad que se entiende como la propiedad de lo que es doble o que contiene en sí mismo dos naturalezas, dos principios, dos esencias… Una dualidad que se refleja en todo el proceso de diseño, desde el entendimiento básico del lote, claramente dual, dividido en dos mitades con muy diferentes condiciones de vegetación; dual, en cuanto a la diferencia en la visión de cada uno de los propietarios en relación con su forma ideal de habitar, sus sueños, su procedencia y sus influencias culturales; dual, en la adaptación de un sueño de arquitectura con las propias y rígidas normas del Conjunto Residencial en el que se encuentra. Esta dualidad se convierte entonces, en el verdadero reto de diseño.
En cuanto a la dualidad del lugar, encontramos un lote dividido por la naturaleza, en el que su mitad superior se encuentra habitada por un frondoso bosque de especies nativas, acompañado de altos helechos y vegetación de porte bajo y medio; que contrasta con la mitad baja del lote, una zona totalmente libre de vegetación y con una suave pendiente que le permite abrirse a las mejores visuales del paisaje lejano hacia el oriente, enmarcando buena parte de la sabana bogotana.
Por su parte los propietarios, una pareja con diferencias de procedencia, edad, gustos, sueños, influencias e incluso experiencias en relación con su forma de habitar, representaban un reto interesante como visión dual pero desde un proyecto de vida común… Diferencias como una visión de vivienda rústica de una parte, en contraste con el interés de la otra parte en una visión de arquitectura contemporánea; el impacto que esto representa en la materialidad esperada, que deriva de los sueños individuales y los referentes en el imaginario de cada uno, navegando entre referentes de “castillos medievales” de piedra y volúmenes limpios de color blanco, vidrio y metales. A estos intereses que los propietarios buscaban reflejar en el resultado final de su vivienda, se le sumaba en contradicción muy marcada las definiciones y restricciones formales y estéticas que plantea la normativa propia del Conjunto Residencial, lo cual en sumatoria, representaba un reto lleno de ingredientes aparentemente contradictorios.
Como punto de partida a las mencionadas dualidades que el proyecto debía contemplar, iniciamos por identificar los puntos en común en cada una de ellas, para no trabajar con extremos, sino desde las posibilidades que las intersecciones entre ambas esencias nos podían brindar.
El lote, fácilmente nos presentaba la unión entre las dos ocupaciones vegetales como el punto común que nos permitiría generar y disfrutar dos frentes, dos paisajes, dos relaciones, con condiciones de habitar diferentes. De esta manera, se propone la implantación de la casa a partir de volúmenes aparentemente independientes, colocados cuidadosamente en el punto central entre los dos paisajes, girándose y fragmentándose para adaptarse y respetar en su totalidad los árboles existentes, y enmarcando sus principales visuales (lejanas e internas) con extra giros en los diferentes ventanales orientados en direcciones precisas y a su vez permitiendo estos marcos girados, aislar usos sociales de privados a pesar de encontrarse en los mismos planos de fachada. En la parte posterior la relación se da más directamente hacía el bosque, en una fuerte conexión con el mismo a través de ventanas y perforaciones de diversos tamaños y posiciones.
Después de largas jornadas de conversación y exploración de la mano de los propietarios, apareció en el horizonte la pasión, en ese momento inidentificada, de los propietarios por la experiencia que representa el acampar; marcada principalmente por su importante conexión con la naturaleza y el paisaje, y la acción de “recorrer” a través y/o en torno de esta misma naturaleza pero, entendiendo el lugar y el clima, resolviendo todos los componentes de comodidad de la vida diaria y permanente; como base para llegar a cumplir el sueño de que sus aspiraciones de convivencia y materialidad pudieran reencontrarse en una misma forma de habitar.
A pesar de que en un principio, por el mismo origen de la acción de acampar, las referencias de la volumetría por parte de los propietarios se orientaban a formas similares, de cubiertas inclinadas más relacionadas con las tiendas de campaña y de alguna forma con la arquitectura antigua y tradicional, se fue haciendo evidente en el proceso que lo que los inspiraba no era la forma sino la experiencia, lo cual permitió desvincularse o desconectarse de ella para dar paso al cumplimiento de los requerimientos normativos del Conjunto Residencial.
Como siguiente acción, que parte de reconocer el lugar, la temperatura y las necesidades bioclimáticas, la distribución del proyecto en volúmenes independientes que se conectan a través de túneles de vidrio abiertos al paisaje, representan la experiencia de moverse dentro del bosque de una “carpa” a otra en medio de la naturaleza, pero con el componente de comodidad y protección climática que buscaban. De esta forma la casa se presenta como un recorrido entre sus espacios, en el que en cada cambio de estancia hay una fuerte relación visual con el paisaje circundante y su vegetación a partir de patios o conectores de vidrio.
Como un requerimiento, los propietarios solicitaban resolver su vivienda con un piso duro fácilmente lavable por la libertad que ellos querían dar a sus grandes perros de uso del interior y el exterior de la casa, ante lo cual, y entendiendo las bajas temperaturas de la zona, se propuso invertir la calidad de dureza convencional de los materiales comúnmente asociados a pisos “blandos” y muros y cubiertas duros, por pisos duros lavables en concreto y paredes y techos en madera, lo cual suma a las diferentes acciones bioclimáticas planteadas y conectó las diferencias de los propietarios en cuanto a materialidad, rusticidad y contemporaneidad.
Esta casa se conforma entonces como un proyecto de un solo nivel que por la forma de habitar de los clientes se entiende como una casa para todos en contacto con el paisaje, pero con una característica especial en la habitación principal que aparece como un espacio semi independiente en un segundo nivel dotándola de independencia con el resto de la casa y la familia.
Autor(es):
nm+a sas
Néstor Medina Aguilar