El diseño de la Casa de Acero busca fusionar tecnología y estética contemporánea en armonía con su entorno natural. Desde su inicio, los espacios de la casa se concibieron para que los límites entre interior y exterior se desdibujaran, integrando el paisaje circundante a través de amplios ventanales de vidrio con los jardines exteriores y el paisaje del altiplano sabanero.
Su diseño se caracteriza por líneas limpias, formas geométricas simples y ausencia de ornamentos. La arquitectura y la ingeniería se integran para que el acero estructural sea el protagonista y la simetría y el ritmo de la estructura definan la imagen de la casa.
La funcionalidad fue una premisa fundamental, que se refleja en una distribución racional de los espacios en un volumen prismático elevado de acero y vidrio que se apoya sobre un muro de contención de concreto a la vista. Esto crea un impactante voladizo que, no solo define la entrada principal, sino que también ofrece un espacio cubierto para el estacionamiento y esconde los vehículos desde el interior de la casa.
La topografía del terreno inclinado inspiró la creación de terrazas exteriores de la casa. Mientras que en el costado oriental se realizó un corte de terreno contenido con gaviones de piedra donde se puede apreciar el bosque nativo de montaña, en el costado occidental, el muro de contención en concreto crea una terraza de pasto con un deck de madera para ver el paisaje lejano del Valle de Sopó y disfrutar del atardecer. Estas terrazas, creadas con movimientos de tierra cuidadosamente diseñados, añaden capas de funcionalidad y confort. La terraza oriental, resguardada por una pérgola traslúcida con celosías de madera, crea un espacio íntimo y cálido integrado con el jardín trasero, mientras que la terraza occidental ofrece vistas panorámicas y baños de sol al atardecer.
El paisajismo de la casa fusiona armoniosamente la vegetación nativa con elementos contemporáneos. Terrazas escalonadas aprovechan la topografía ondulante, mientras que jardines de bajo mantenimiento resaltan la belleza natural. Árboles nativos y vegetación estratégicamente ubicada realzan la conexión con el entorno.
Respecto a las estrategias de sostenibilidad y confort térmico, el proyecto no escatima esfuerzos. La elección de materiales, la forma y la orientación de la casa se optimizaron para garantizar un rango de temperatura interior óptimo, entre 21°C y 23°C. La cubierta de concreto macizo, con su inercia térmica, y las pérgolas de vidrio en las terrazas exteriores actúan en conjunto como un sistema de regulación térmica, aprovechando el efecto invernadero para mantener una temperatura estable. Además, las ventanas de doble vidrio laminado y el sistema de calefacción radiante complementan estas estrategias, asegurando un ambiente confortable en cualquier época del año.
Los pocos materiales seleccionados refuerzan la idea de una arquitectura noble sin ornamento. La madera exterior en fachada y decks de terrazas proviene de bosques sembrados y dan calidez a la vivienda, convirtiéndose en un complemento al acero y al vidrio. La escalera de mármol blanco embebida entre el muro de concreto y espejo de agua, comunica al visitante entre el parqueadero y el nivel de acceso. En los interiores se utilizaron pisos de madera estructurada, mármoles para mesones y enchapes de los baños, una carpintería entamborada en chapilla de madera y cielos en fibrocemento.
Autor(es): Esteban Castro Izquierdo
Fotografías: Alejandro Arango